jueves, 25 de octubre de 2012

EL VALOR DE EDUCAR


LIBRO  FERNANDO SAVATER: EL VALOR DE EDUCAR

UNA MARCHA POR LA EDUCACIÓN
El tema que corresponde a este ensayo, es una breve y humilde opinión sobre “El valor de educar” del Filósofo Fernando Savater Martín, oriundo de San Sebastián (país Vasco), nacido el 21 de Junio de 1947, y quien durante considerables años de su vida ha dedicado a la literatura filosófica, política y ética.
Entre sus numerosas obras se destacan: “Ética como amor propio (1988), “Ética para Amador” (1991), “Política para Amador” (1992), “El jardín de las dudas” (1993), “La hermandad de la buena suerte (2008) y aquel que me ha llevado a la tarea de realizar este escrito: “El valor de educar” (1997); por mencionar sólo algunos.
“El valor de educar” es un libro escrito a manera de ensayo, en el cual el autor hace una profunda reflexión acerca de diversos temas que le competen a la educación, no sólo como labor institucionalizada, sino como el ejercicio de enseñanza que puede realizar cualquier ser humano, partiendo de su propia experiencia.
Aborda la problemática del uso y abuso de temas como la relación con el sexo, las drogas, la violencia, el papel de la familia en esta formación, y en este sentido, un tema que a mi modo de ver es crucial para comprender y resolver las dificultades escolares, la pérdida del rol de autoridad dentro de la familia actual.
El primer capítulo nos lleva a una reflexión acerca del “aprendizaje humano”, teniendo en cuenta que a diferencia de los demás seres vivos, que nacen siendo lo que serán hasta su muerte, el hombre, nace humano, pero también necesita hacerse humano a través del aprendizaje, y esto sólo es posible por medio de los demás, lo que otros en su experiencia puedan enseñarle, pues no es posible enseñar algo que no se ha vivido antes, por ello es indispensable para conducir a otros hacia una acción o comportamiento, haber tenido un previa experiencia.
De este modo es que el ser humano alcanza su ser como un ideal, pues esta condición no puede limitarse a algo biológico, sino que se constituye paulatinamente.
En relación con lo que acabo de mencionar en el segundo capítulo el autor hace un análisis de “los contenidos de la enseñanza” entorno a la discusión de cuál es la demanda ¿La educación o la instrucción?, ¿Las actividades abiertas, o las actividades cerradas? De este tema también nos habla en capítulo cinco.
 Pues bien, no debe obviarse ninguna, ya que una misma persona debe desenvolverse y relacionarse en un ambiente laboral, con fundamentos éticos y morales, de igual modo necesita una competencia específica en su área para desempeñar su labor, es por las mencionadas razones que la prolongada discusión entre los humanistas y los científicos, de cuál posee la verdad, para nuestro contexto no aplica, pues en el campo escolar ambas deben complementar la formación del ser humano.
En el tercer capítulo, titulado “el eclipse de la familia” se trata un tema que a mi criterio es el más fundamental en la formación del ser humano, teniendo en cuenta que en este ámbito de calor, fraternidad y amor es donde el infante tiene su primera experiencia de socialización y donde aprende los deberes esenciales de la vida como son, hablar, asearse, vestirse, y este aprendizaje difiere en gran medida del aprendizaje escolar, pues este no es premeditado, no es estructurado; simplemente se desarrolla partiendo de la imitación, y la principal motivación es no dejar de sentirse amado por quienes le brindad amor seguridad y protección.
Claro está, que si esta que se denomina socialización primaria no se lleva a cabo de manera satisfactoria, es decir, si el niño aprende sus deberes pero a medias, el proceso de socialización secundaria será mucho mas dispendioso para la escuela, porque ya no puede hacer su tarea de enseñar y comienza a ser objeto de otras demandas.
Esta dificultad radica en la crisis de roles familiares, y como lo menciona también el autor porque la moda es ser joven, y por tal razón el papá quiere ser el mejor amigo de su hijo, y la mamá la hermana mayor, entonces la figura de autoridad al interior de las familias se ha distorsionado, lo que aumenta las dificultades en la escuela, porque los padres delegan la responsabilidad de formar sus hijos, a los docentes, convirtiendo los entornos académicos en centros para remediar problemas de violencia, drogadicción y otra serie de acciones a través de las cuales los jóvenes intentan desahogar sus frustraciones, dudas, desatenciones, por mencionar sólo algunas de sus emociones.
Yo diría que esta es la peor causa de la crisis que vive la juventud y que desemboca en las aulas y las instituciones educativas, con el agravante de que los encargados de instruir a los estudiantes en temas tan espinosos como el sexo, las drogas y la violencia; son los medios de comunicación, y eso agudiza mucho más los conflictos porque no es una formación en valores, o que induzcan a una convivencia pacífica, sino que por el contrario es una información y una ejemplificación deshumanizante.
Me detengo en la reflexión de este capítulo, porque si bien lo que nos compete es la formación de seres humanos, el tema de la formación en valores impulsada por el amor es lo más importante; y como nos muestran los demás capítulos, no es suficiente con instruir en conocimientos específicos y sistemáticos.
La educación no puede convertirse en una tiranía, la tarea de los maestros es educar para la libertad, para la reflexión, para la convivencia, para el amor, para la humanidad, si es posible volver a concentrar la atención y compromiso de los padres podremos hacer un trabajo conjunto, sino, es imperante continuar la marcha con quienes hayan escuchado el llamado y quieran contribuir a re-educar la sociedad.

BIBLIOGRAFÍA
1.    SAVATER, Fernando, El Valor de Educar. Ariel, 1997
2.    http://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_Savater
3.    www.savater.org/

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