LIBRO FERNANDO SAVATER: EL VALOR DE EDUCAR
UNA MARCHA POR LA EDUCACIÓN
El tema que corresponde a este ensayo, es una
breve y humilde opinión sobre “El valor
de educar” del Filósofo Fernando
Savater Martín, oriundo de San Sebastián (país Vasco), nacido el 21 de Junio de
1947, y quien durante considerables años de su vida ha dedicado a la literatura
filosófica, política y ética.
Entre sus numerosas obras se destacan: “Ética
como amor propio (1988), “Ética para Amador” (1991), “Política para Amador”
(1992), “El jardín de las dudas” (1993), “La
hermandad de la buena suerte (2008) y aquel que me ha llevado a la tarea de
realizar este escrito: “El valor de
educar” (1997); por mencionar sólo algunos.
“El valor de educar” es un libro escrito a
manera de ensayo, en el cual el autor hace una profunda reflexión acerca de
diversos temas que le competen a la educación, no sólo como labor
institucionalizada, sino como el ejercicio de enseñanza que puede realizar
cualquier ser humano, partiendo de su propia experiencia.
Aborda la problemática del uso y abuso de
temas como la relación con el sexo, las drogas, la violencia, el papel de la
familia en esta formación, y en este sentido, un tema que a mi modo de ver es
crucial para comprender y resolver las dificultades escolares, la pérdida del
rol de autoridad dentro de la familia actual.
El primer capítulo nos lleva a una reflexión
acerca del “aprendizaje humano”, teniendo en cuenta que a diferencia de los
demás seres vivos, que nacen siendo lo que serán hasta su muerte, el hombre,
nace humano, pero también necesita hacerse humano a través del aprendizaje, y
esto sólo es posible por medio de los demás, lo que otros en su experiencia
puedan enseñarle, pues no es posible enseñar algo que no se ha vivido antes,
por ello es indispensable para conducir a otros hacia una acción o
comportamiento, haber tenido un previa experiencia.
De este modo es que el ser humano alcanza su
ser como un ideal, pues esta condición no puede limitarse a algo biológico,
sino que se constituye paulatinamente.
En relación con lo que acabo de mencionar en
el segundo capítulo el autor hace un análisis de “los contenidos de la
enseñanza” entorno a la discusión de cuál es la demanda ¿La educación o la
instrucción?, ¿Las actividades abiertas, o las actividades cerradas? De este
tema también nos habla en capítulo cinco.
Pues
bien, no debe obviarse ninguna, ya que una misma persona debe desenvolverse y
relacionarse en un ambiente laboral, con fundamentos éticos y morales, de igual
modo necesita una competencia específica en su área para desempeñar su labor,
es por las mencionadas razones que la prolongada discusión entre los humanistas
y los científicos, de cuál posee la verdad, para nuestro contexto no aplica,
pues en el campo escolar ambas deben complementar la formación del ser humano.
En el tercer capítulo, titulado “el eclipse
de la familia” se trata un tema que a mi criterio es el más fundamental en la
formación del ser humano, teniendo en cuenta que en este ámbito de calor,
fraternidad y amor es donde el infante tiene su primera experiencia de
socialización y donde aprende los deberes esenciales de la vida como son,
hablar, asearse, vestirse, y este aprendizaje difiere en gran medida del
aprendizaje escolar, pues este no es premeditado, no es estructurado;
simplemente se desarrolla partiendo de la imitación, y la principal motivación
es no dejar de sentirse amado por quienes le brindad amor seguridad y
protección.
Claro está, que si esta que se denomina
socialización primaria no se lleva a cabo de manera satisfactoria, es decir, si
el niño aprende sus deberes pero a medias, el proceso de socialización
secundaria será mucho mas dispendioso para la escuela, porque ya no puede hacer
su tarea de enseñar y comienza a ser objeto de otras demandas.
Esta dificultad radica en la crisis de roles
familiares, y como lo menciona también el autor porque la moda es ser joven, y
por tal razón el papá quiere ser el mejor amigo de su hijo, y la mamá la
hermana mayor, entonces la figura de autoridad al interior de las familias se
ha distorsionado, lo que aumenta las dificultades en la escuela, porque los
padres delegan la responsabilidad de formar sus hijos, a los docentes,
convirtiendo los entornos académicos en centros para remediar problemas de
violencia, drogadicción y otra serie de acciones a través de las cuales los
jóvenes intentan desahogar sus frustraciones, dudas, desatenciones, por
mencionar sólo algunas de sus emociones.
Yo diría que esta es la peor causa de la
crisis que vive la juventud y que desemboca en las aulas y las instituciones educativas,
con el agravante de que los encargados de instruir a los estudiantes en temas
tan espinosos como el sexo, las drogas y la violencia; son los medios de
comunicación, y eso agudiza mucho más los conflictos porque no es una formación
en valores, o que induzcan a una convivencia pacífica, sino que por el
contrario es una información y una ejemplificación deshumanizante.
Me detengo en la reflexión de este capítulo,
porque si bien lo que nos compete es la formación de seres humanos, el tema de
la formación en valores impulsada por el amor es lo más importante; y como nos
muestran los demás capítulos, no es suficiente con instruir en conocimientos
específicos y sistemáticos.
La educación no puede convertirse en una
tiranía, la tarea de los maestros es educar para la libertad, para la
reflexión, para la convivencia, para el amor, para la humanidad, si es posible
volver a concentrar la atención y compromiso de los padres podremos hacer un
trabajo conjunto, sino, es imperante continuar la marcha con quienes hayan
escuchado el llamado y quieran contribuir a re-educar la sociedad.
BIBLIOGRAFÍA
1.
SAVATER, Fernando, El Valor de Educar. Ariel,
1997
2.
http://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_Savater
3.
www.savater.org/
CUADRO SINOPTICO
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